La ética está
vinculada a la moral y establece lo que es bueno, malo, permitido o
deseado respecto a una acción o una decisión. El concepto proviene
del griego ethikos, que significa “carácter”. Puede
definirse a la ética como la ciencia del
comportamiento moral, ya que estudia y determina cómo deben actuar los
integrantes de una sociedad.
Un código, por su parte, es
una combinación de signos que tiene un determinado
valor dentro de un sistema establecido. En el derecho,
se conoce como código al conjunto de normas que regulan una materia
determinada.
Un código de ética, por lo
tanto, fija normas que regulan los comportamientos de las personas dentro
de una empresa u organización. Aunque la ética no
es coactiva (no impone castigos legales), el código de ética supone una
normativa interna de cumplimiento obligatorio.
No divulgar información confidencial,
no discriminar a los clientes o los compañeros de trabajo por motivos de raza,
nacionalidad o religión y no aceptar sobornos, por ejemplo, son algunos de
los postulados que suelen estar incluidos en los códigos de ética.
Las normas mencionadas en los códigos
de ética pueden estar vinculadas con las normas legales (por ejemplo,
discriminar es un delito penado por la ley). El principal objetivo de estos
códigos es mantener una línea de comportamiento uniforme entre
todos los integrantes de una empresa. Al incluir instrucciones por escrito, no
resulta necesario que un directivo explique a cada momento cuáles son las
obligaciones que tiene un empleado.
Por otra parte, aquellas personas que
redactan el código de ética se encuentran en una posición jerárquica sobre
el resto, ya que están en condiciones de estipular cuáles son las conductas
correctas desde un punto de vista moral.
Código de ética deportiva
Es un código aprobado por un grupo para velar por el juego
limpio. Se busca el respeto por los compañeros, los rivales, los árbitros o
jueces y el público. Por ejemplo, dentro de ese código ético a nivel
internacional entra el sacar fuera el balón para que atiendan a un rival
lesionado, y también que el rival te devuelva el favor sacando otra vez fuera
la pelota o devolviéndotela directamente.
El deporte es una
actividad sociocultural que permite el mayor enriquecimiento del individuo y
sus semejantes en el seno de cualquier sociedad y que fomenta, desarrolla y
enaltece la amistad entre los seres humanos, el intercambio entre barrios,
pueblos, regiones, países y zonas geográficas, y por ende, el conocimiento y la
relación entre todos.
El deporte contribuye a
mejorar la relación, el conocimiento y las expresiones personales. Es un factor
de integración social, fuente de disfrute, salud y bienestar. La realización de
estos valores permite la participación en la sociedad desde un punto de vista
distinto del que a menudo se observan las actitudes sociales más
convencionales.
Esta participación y
relación social debe contribuir al desarrollo de determinadas sensibilidades y
actitudes como la del respeto entre los distintos pueblos, razas y las muy
diversas nacionalidades, a la preferencia deportiva, al medio ambiente y a la
calidad de vida como factores fundamentales de convivencia social.
La preservación de estos
valores, actitudes y necesidades, hace necesario que el deporte a todos sus
niveles y categorías, recupere algunos de sus elementos tradicionales y que por
tanto, el respeto al contrincante, a las reglas de juego, al reglamento, a la
lealtad, la ética y el juego limpio tienen que ser los elementos de primer
orden de prioridades y de necesidades espirituales y físicas de los
participantes en el mismo.
El deporte es el conjunto
de actividades físicas que el ser humano realiza con intención lúdica o
competitiva. El mismo se realiza bajo el respeto de códigos y reglamentos
establecidos, implican la superación de un elemento ya sea humano (el
deportista o equipo rival) o físico (la distancia, el tiempo, obstáculos a
vencer).
Considerado en la
antigüedad como una actividad lúdica que redundaba en una mejor salud, el
deporte empezó a profesionalizarse durante el siglo 19.
En este siglo el
movimiento olímpico provocó una formidable expansión del deporte, las
diferentes disciplinas y modalidades se organizaron entorno a federaciones
nacionales e internacionales e instauraron sus propias competiciones. Poco a
poco lo que comenzó siendo una simple forma de ejercicio físico se convirtió en
una actividad a tiempo completo y profesional.
Para competir y alcanzar
récords, los deportistas tuvieron que prepararse de forma metódica e incluso
científica. En todos los deportes se aplicaron las más avanzadas tecnologías y
trabajaron los mejores profesionales para favorecer el entrenamiento de los
atletas así como su rendimiento y diseñar los materiales de competición.
Comprometidas con sus
principios fundadores, las autoridades deportivas internacionales se opusieron
insistentemente a la profesionalización del deporte, rechazando la idea de
recompensar económicamente las victorias deportivas. Pero en la década de 1960
algunos deportes dieron el paso decisivo y superaron el tradicional espíritu
amateur del deporte.
Sin embargo, el temor a
que el concepto pecuniario ingresara en el vocabulario deportivo fue superado
de forma progresiva y terminó por esfumarse ante las cifras que el deporte
comenzó a generar por los ingresos procedentes de la publicidad y de los
derechos de la televisión: el deporte profesional había dado paso al deporte
espectáculo y este a su vez, al deporte como sector económico.
Las grandes competiciones
como Juegos Olímpicos, Copas Mundiales o Regionales, Juegos Panamericanos,
Centroamericanos, Torneos, Campeonatos, entre otros, se han convertido en todo
un acontecimiento mundial en torno al cual circulan ingentes sumas de dinero,
como por ejemplo por concepto de los derechos de retransmisión televisiva.
Además de por los retos deportivos que implican conseguir una medalla olímpica
representa la apoteosis de la trayectoria de un deportista, factores como la
publicidad o el patrocinio de estos eventos han adquirido una importancia
vital.
Se han estudiado muchos
aspectos alrededor del rendimiento deportivo de las personas: las motivaciones,
las implicaciones filosóficas, políticas y quizás no se ha profundizado en una
ética del deporte en aquellas normas que son difíciles de llevar a cabo ante
presiones económicas o sociales. El fair play las conductas elegantes y el
sentido lúdico y comunitario del deporte demasiadas veces quedan ahogadas. Pero
el ideal deportivo no tiene que estar reñido con un deseo de mejora de unas
marcas.
Es magnífico el deporte
que ayuda a la convivencia o que es un espacio de ocio integrador que
contribuye a las relaciones humanas.
Ante la problemática de
la ética deportiva como fenómeno social se citan algunas preguntas y
planteamientos:
- ¿Se tiene suficientemente presente hoy una ética del deporte?
- ¿El deporte promueve cultivar valores para una mejor convivencia?
- ¿Qué actitudes se tendrían que fomentar para ofrecer dentro del deporte una calidad humana y madura más allá de la competitividad?
Si se ha de deber el
triunfo a ocultaciones, a compraventas de decoro, a retaceos de la justicia, a
compadrazgos y comadrerías, sienta mejor a un hombre grandioso el honor de la
derrota que los regocijos del triunfo. José Martí. (La Opinión Nacional, Venezuela,
7/marzo/1882; Tomo 14, Pág. 387)
El que exagera pierde lo
que de otros exagera. Para ser útil hay que ser exacto. Para ser fuerte hay que
comprometerse con la verdad. Al principio puede perderse alguna batalla, pero
se ha de ganar la decisiva. José Martí. (The Sun, Estados Unidos,
30/octubre/1881; Tomo 28, Pág. 144)
La gloria y el triunfo no
son más que un estímulo al cumplimiento del deber. José Martí. (Imprenta S.
Martínez, España, 15/febrero/1873; Tomo 1, Pág. 89)
Jaime Fillol Durán, señaló
que hay 4 formas de comprender la importancia de la ética en la actividad
deportiva:
- Gestión deportiva: “Una gestión sin ética deriva en corrupción y proyectos de corto aliento”.
- Formación deportiva: “Actuar sin ética en formación deportiva implica asociar permanencia del deporte con la capacidad de financiar dicho programa”.
- El alto rendimiento: “Vincular el logro por medio de esfuerzos en sus procesos de entrenamiento y actuación deportiva en competencia resistiendo la tentación de mejorar el rendimiento por la vía del doping, del juego sucio o la deslealtad deportiva”.
- Deporte social: “Las empresas y organizaciones deben comunicar con transparencia sus objetivos de promoción del bienestar integral de la persona en la sociedad y no como mera estrategia de marketing con fines de lucro”.
Para Fillol, Ética y
Deporte se traducen en
E- Esfuerzo: ‘El deportista hace y se hace”.
T- Transparencia: “Reflejar una buena imagen”
I - Inteligencia: “Comprender la lógica”.
C- Compromiso: “Honrar y respetar las reglas”.
A- Autenticidad: “Asumir una actitud”.
Importancia de la ética
en la disciplina deportiva
Normas que regulan la actividad deportiva
Como toda conducta
humana, también el deporte posee normas que regulan su actividad. En este
sentido podemos considerar al deportista no solo como aquella persona que podrá
obtener placer en el propio ejercicio del deporte, sino como alguien
comprometido con toda su estructura personal. Este compromiso puede adquirir la
forma de un contrato el que de hecho contiene tanto factores morales como
afectivos. Los primeros estarán vinculados con el cumplimiento de las normas
propias del juego y del grupo, mientras que las segundas lo estarán en relación
a factores personales depositados en el juego y por la forma en que se sienten
afectados cada uno de los miembros del equipo en relación a su capitán , a sus
compañeros , al orden del ganar o del perder , al contrincante (en nuestro
concepto el “complementario”), no como enemigo sino como temporal complementario
imprescindible para que el juego pueda realizarse aún en el caso que se trate
de un sola persona.
El contrincante, un obstáculo a vencer
El “obstáculo a vencer”
está dado por diferentes características del deporte y el deportista. El peso,
la gravedad, el volumen, la atmósfera, la resistencia, etc. son solo alguno de
los elementos propiamente físicos del deporte/ deportista. De ninguna manera
podría ser de otro modo.
En el deporte cabe
recalcar, a pesar de su obviedad, el cuerpo con todos sus atributos y
reacciones siempre está presente. Por eso el primer obstáculo a vencer siempre
será de orden físico.
Todos ya conocemos que no
es lo mismo el cuerpo del que juega futbol, basquetbol o voleibol a pesar de
que todos ellos se juegan con pelota, o bien del que nada , hace esquí acuático
o rema, aunque el agua sea el elemento fundamental o del que practica
automovilismo o corre carreras pedestres aunque la velocidad sea un
contrincante.
El contrincante será siempre alguien o algo a ser vencido, no
a ser odiado.
Las reglas del juego son
reglas de vida sobre la que muchas sino todas las veces, actúan modificando en
su bienestar.
El deporte saludable
La capacidad positiva de
la práctica de cualquier deporte adaptado a nuestras posibilidades es un hecho
no solo de beneficio físico sino saludable en términos psicológicos, sociales y
si se quiere espirituales.
De aquí que consideremos
al compromiso con las normas que regulan la práctica del deporte -sin las
cuales se desarticularía y conformaría un híbrido- como un hecho que afecta
toda nuestra estructura vital y la mayoría de sus funciones. Como consecuencia
inmediata este cumplimiento del compromiso deportivo interesa a la persona en
término de valores saludables.
Toda persona que anhele
mejores condiciones de vida, debería incluir dentro de sus posibilidades
inmediatas la práctica sistemática de un deporte o actividad física, la que
bajo una dirección profesionalizada, le garantice los efectos persistentes
deseados.
Del equipo profesional
El equipo
multidisciplinario básico (profesional de la actividad, entrenador, médico y
psicólogo), en los casos de personalidades maduras tanto jóvenes, como adultos
y mayores es imprescindible. Cuando más lo serán en aquellas situaciones en las
que la salud física y mental se ve comprometida. En este último caso, el equipo
debería estar conformado por mayor cantidad de profesionales especializados. Tanto
en la primera situación como en la segunda también se halla implícito el
cumplimiento de normas que garanticen el eficaz y ético desempeño de los
profesionales involucrados.
De todos modos el
compromiso personal, en uno y otro caso es consigo mismo, con su equipo, con su
familia, con sus amigos y su área laboral. Cualquier profesional que anhele
pertenecer al deporte, deberá conocer profundamente no solo la conformación del
mismo sino su historia y las reglas condicionan su desarrollo.
Integración del deporte a la Vida
Las reglas del deporte
son reglas de vida. La experiencia inmediata muestra que la práctica de una
actividad física basada en un disciplinado y ordenado sistema no solo genera
una rápida descompresión personal sino que provee a cada persona de un
sentimiento inmediato de plenitud. Y esto es así desde la antigüedad. Muchos
son los filósofos que señalaron profundamente la importancia del deporte,
aconsejando sobre la integración que los mismos producen en la dualidad humana.
“Mens sana in corpore sano” es la síntesis más conocida de este pensamiento
universal.
Integrar una actividad
física a nuestra vida es “per-se” un hecho ético con una notable cantidad de
beneficios. Si bien algunos de éstos se hallan asociados a factores neuróticos
de la personalidad o a réditos económicos o al poder.
Estos factores que
podríamos considerar negativos, no devienen de la estructura del deporte en sí,
sino del uso indebido y antiético del mismo, en parte debido posiblemente a las
características de personalidad de deportista que aún a sabiendas de esto se
deja involucrar, aunque hay situaciones en las que no es consiente y en parte a
otras personas que lucran y se benefician con el deporte practicado por otros.
No obstante y salvando
las distancias, el aspecto económico deberá observarse desde una perspectiva
más amplia tal como lo es la institucional donde el dinero es necesario para su
sostén, administración, evolución y progreso.
Tampoco podemos ser tan
simples y enjuiciar a aquel deportista que en su vida acceda a posiciones
políticas ya que en la imaginería pública siempre se espera que si ese deportista
tuvo éxito como tal, haga lo propio dignamente en la función pública. Si bien
no existe una correlación estrecha entre ser un deportista glorioso y ser un
funcionario exitista, la fantasía global de diversas sociedades así lo admite y
así lo necesita pensar.
De hecho, esto señala claramente que, la mayoría de las
personas adhieren a que las normas y las reglas del deporte son siempre de
naturaleza moral positiva.
Quizás a esta altura
podría considerarse la posibilidad de que un deportista profesional presente
algún estilo de juramento hipocrático, sobre todo cuando él mismo puede llegar
a ser modelo con el cual se identifican multitudes de personas de toda
condición social, económica y cultural.
Las normas que siempre
han formado parte de toda conducta humana civilizada, ¿por qué habrían de
faltar en el deporte? Son el cumplimiento de estas normas las que le otorgan al
deporte esa característica de dignidad que posee y que es posible observar aún
hasta en sus aspectos más íntimos.
FUENTES
- Hernández López Armando. Editorial Deportes 2001. Páginas de Victoria
- INDER. Archivos de la Dirección de Prensa y Propaganda
- Llaneras Rodríguez Miguel. Mensaje Deportivo.1986
- www.asciende.cl.2004
- www.barcelona2004.orc
- www.colmich.edu.mx
- www.cultureandsport.com
- www.efdeportes.com.revistadigital
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar